Fallece la mezzosoprano Teresa Berganza, 'honoris causa' por la UIMP en 2010

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Madrid, 16 de mayo de 2022.- Teresa Berganza, la mezzosoprano española de fama internacional, falleció a los 89 años el pasado 13 de mayo.Nacida en Madrid en 1933, Berganza paseó su voz por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York.

Antes de elegir el canto estudió piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violonchelo. Berganza llevó por los escenarios de todo el mundo una extraordinaria técnica que la elevó al podio de los mejores cantantes operísticos del siglo XX, un virtuosismo que ella achacaba no solo a un don innato sino al estudio tenaz y la disciplina.La zarzuela fue el género que constituyó uno de sus emblemas musicales, junto a Rossini y a Mozart.

Berganza fue reconocida doctora honoris causa de la UIMP en 2010. Admirada internacionalmente por su técnica, musicalidad y presencia en escena, la mezzosoprano española, asociada frecuentemente con personajes de óperas de Rossini, Mozart y Bizet, es considerada como una de las mejores voces de la segunda mitad del siglo XX. La mezzo madrileña ha actuado en los principales teatros del mundo como La Scala de Milán, el Royal Opera House de Londres o el Metropolitan Opera House de Nueva York y cuenta con numerosos galardones como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1991) o el Premio Nacional de Música de España (1996).

Junto a Plácido Domingo y otros gigantes de la ópera como Montserrat Caballé, Victoria de los Ángeles, José Carreras, Pilar Lorengar y Alfredo Kraus fue galardonada en 1991 con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Dedicada a la docencia musical, sobre todo desde finales de los 90, se retiró de las tablas tras 58 años en 2008 al quedarse sin voz durante un espectáculo.

En su voz brillaron los papeles de Cherubino en "Las bodas de Fígaro", Rosina en "El barbero de Sevilla", Angelina en "La Cenerentola" o el de la mejor "Carmen" de Bizet. Solo se quedó "con las ganas" de cantar "Tosca", de Puccini", y "La traviata", de Verdi.

La mezzo madrileña presumía de no haber forzado nunca su voz, algo que intentaba inculcar a sus alumnos, y de ser una artista con personalidad propia. Teresa Berganza siempre cantó para el público, en un acto de "amor, de entrega y de humildad", recalcaba.

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