Rafael Álvarez, ‘El Brujo’: “No es necesario ofender a nadie para que la gente se conmueva y reflexione”

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Santander, 1 de julio de 2022-. “Durante la pandemia teníamos la sensación de que la vida continuaba cuando ibas al teatro”, comenta el intérprete Rafael Álvarez ‘El Brujo’, que inauguró el pasado 29 de junio las ‘Escénicas en CASYC’ de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con la representación de Los dioses y dios, una actuación que concluyó con una gran ovación de todo el público en pie, mientras bailaba el éxito viral Jerusalema.

La obra toma como punto de partida el Anfitrión de Plauto que, con versión de José Luis Alonso de Santos, el actor realizó en el Festival de Mérida en 1994. Según Álvarez, “es una adaptación mucho más libre, pero hablo de esa representación y cuento una anécdota sobre las representaciones de ese año”.

Preguntado por el momento en que todos los telones se bajaron, en marzo de 2020, admite que “sirvió para que esa parte del público que siguió acudiendo al teatro a pesar de los miedos y las restricciones pusiese en valor su oficio”.

“Tras la pandemia, hay una mayor conciencia sobre la fuerza del teatro”, añade. Y apunta: “Cuando salíamos al escenario, ese público que siguió acudiendo valoraba el hecho teatral de otra manera, con una mayor conciencia y emoción escénica y una gran gratitud y esto creo que ha reciclado el teatro”. De alguna forma, el intérprete sintió en ese momento “que la vida continuaba cuando ibas al teatro”. Para el actor, al contrario de la música, que está reviviendo este verano con una sobresaturación de oferta, “las gentes del teatro ya llevan un año en el camino de forma activa”. “Fue cuando yo experimenté esa fuerza del público, poder salir de casa y tener la sensación de que la vida continuaba cuando ibas al teatro”, agrega.

Para el protagonista de Los dioses y Dios, el teatro “tiene una cosa muy especial que los conciertos no lo tienen por estar mediatizados por el sonido”. ‘El Brujo’ ha querido reivindicar que en el teatro “tienes esa misma fuerza pero íntima y cercana con un público al que te puedes dirigir como si estuviera en tu casa”.

En Mérida, como una estrella del rock
El imponente Teatro Romano de Mérida, con sus 3.000 localidades, “es lo más cercano que puede estar un actor a convertirse en una estrella del rock”. El intérprete comenta con una sonrisa que “es muy emocionante no solo por la cantidad de público”. Y una de las imágenes que se le vienen a la cabeza de tantas noches colgando el cartel de ‘no hay localidades’ es con la obra El asno de oro en la que “se quedó muchísima gente en la calle”. Un dato: el año pasado en plena pandemia consiguió reunir a 2.000 personas y comenta que “al subirme a ese escenario inmenso tuve una fuerte ovación y al final te das cuenta de que lo importante es la atmósfera que se crea en ese monumento. Es muy emocionante vivir algo así”.

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La UIMP y el Brujo
“He venido a la UIMP desde mis tiempos de estudiante”, continúa el artista, que fue ‘Premio La Barraca’ 2015 y se reconoce “un fiel seguidor de la institución''. Recuerda con cariño aquellos “veranos maravillosos”, de los que  reivindica “la confluencia de intelectuales, profesores, la intercomunicación de la gente y de los estudiantes”. Además “las representaciones de teatro tenían una mayor atención al ser un público más instruido y es que el teatro se nutre de la atención del público, cuanto más atenta está la gente tú más te creces”.  

“Ha habido momentos de la historia reciente del teatro que se tenía a gala ofender a alguien”, agrega. ‘El Brujo’ ha rememorado como cuando comenzó en el oficio, hace más de 40 años, era impositivo ser especialmente “crítico”. Con el tiempo ha descubierto que “no es necesario ofender a nadie para que la gente se conmueva, se transforme y reflexione”. Para él, la clave está en que “si tú te ríes de ti mismo en primer lugar, nadie se ofende de que te rías de él”.  Así  “si tú haces una revisión crítica y humorística de tu propia condición, te sientes más libre y con más posibilidades de compartir complicidad con el espectador sea de la ideología que sea”.

El eterno juego del teatro
“Yo juego desde el primer momento en que me subí a un escenario”, comenta el artista, que desde sus comienzos haciendo teatro alternativo en los 70 y 80” ha tenido “el juego como protagonista”. Por eso, el intérprete sigue jugando cada vez que se sube a un escenario: “Cualquiera que me haya visto sabrá y podrá comprobar que soy como un niño feliz jugando constantemente con sus juguetes y compartiendo con el público ese momento de juego”.

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