José Antonio Lasheras: “La emoción es lo único que no podemos ofrecer en la neocueva”

Santander. – Los alumnos de la V Escuela de Arte y Patrimonio Cultural de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo tenían ganas de visitar la Neocueva de Altamira y es que la oportunidad de conocer los entresijos de este espacio emblemático de la mano del conservador-director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, no la tiene cualquiera.Sin embargo, a pesar de la ilusión aparente de los participantes en el encuentro, que este año debate sobre La conservación preventiva. El caso de Altamira, hay un sentimiento que seguramente no conocieron durante su visita: la emoción. Pues como ha reconocido el propio Lasheras: "La emoción es lo único que no podemos ofrecer en la neocueva".

El arqueólogo, que ha acercado a los alumnos al estilo de vida que se llevaba en el Paleolítico, ha desmentido algunos mitos como el de 'el hombre de las cavernas', una expresión que según él "encierra grandes mentiras". Así ha explicado, en la cueva también había mujeres y niños, y no se trataba de personas miserables.
Aunque la réplica no transmita lo mismo que la original, que solo algunos privilegiados tienen la ocasión de visitar, el Museo de Altamira es un "vehículo de información y conocimiento de la prehistoria", ha señalado Lasheras, que ha hecho un recorrido por la historia de la Cueva y ha insistido en la importancia de su conservación: "El problema sigue sin estar resuelto y queda mucho trabajo por hacer. Altamira no es sinónimo de 'barra libre' para la conservación".
El director y conservador ha recordado lo que para él es una evidencia: "La cueva acabará hundiéndose en algún milenio". Aun con todo, es necesario conservarla el mayor tiempo posible para que algunos afortunados puedan disfrutarla y salir de ahí 'curados', como le ocurriese a Rafael Alberti que plasmó en unos versos cómo dejó atrás su depresión al salir de la cueva de Altamira: "Abandoné la cueva cargado de ángeles, que solté ya en la luz".

Fotografía: Juan Manuel Serrano