Intérpretes en la medicina: cuando la salud depende de una buena traducción

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Santander, 29 de agosto de 2022.- “La traducción médica es todo lo que consista en pasar de un idioma a otro y que tenga que ver con las ciencias biosanitarias o con la salud: desde un prospecto de medicamento hasta un tratado de gastroenterología, folletos para pacientes, consentimientos informados, manuales de veterinaria, patentes, es un campo muy amplio”, explica Carolina Lleó Guerrero, intérprete médica y coordinadora del departamento de atención al paciente internacional de la clínica de reproducción asistida Ginefiv (Madrid).

Lleó ha participado como profesora junto a Enrique Saldaña, neurocientífico y catedrático de Histología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, y otros expertos, en el curso de Traducción médica, —dirigido por Fernando Navarro, traductor médico y miembro del Comité Técnico de MEDES—, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en colaboración con la Fundación Lilly y, que este año ha celebrado, entre los pasados 15 y 19 de agosto, su X edición en el campus de Las Llamas de Santander.

Una veintena de alumnas (todas ellas mujeres) “de diferentes edades y formaciones” han compartido durante una semana este espacio enfocado a aprender esta especialización. El perfil de asistentes varía mucho ya que “suele ir desde traductoras e intérpretes recién licenciadas”, explica la especialista en reproducción asistida, hasta gente con 20 años de experiencia, “o bien que vienen de un perfil más bien biosanitario o bien de carreras de ciencias de la salud o por la rama de letras desde traducción e interpretación”.

Curso UIMP

Raquel, una de las alumnas del curso, acaba de terminar la carrera de Traducción e Interpretación y poco a poco ha ido descubriendo esta rama biosanitaria a través del curso en el que asegura “haber aprendido mucho”. “Me ha ayudado a descubrir otros trabajos que ni siquiera se me habrían ocurrido y también un poco a saber ver más allá de lo típico que damos en la carrera, a ampliar un poquito más la visión”, comenta.

Para Natalia, sin embargo, es su tercer año en la UIMP asistiendo a este taller. Trabaja como traductora médica en un hospital universitario de Dallas (Texas) y dice que lo que más le gusta de este curso es que “los temas son variados, nunca se repiten y que al final lo que obtienes es mucho más de lo que esperas; va más allá de lo que es el título”. La razón por la que se traslada cada verano desde el país norteamericano es “para aprender y ahondar más en el campo de la traducción médica; este curso me fascina porque cada edición los profesores y los temas son distintos”, asegura.

Y es que como explica la profesora Lleó en el curso “tenemos una persona que traduce sobre gatos, hay una pediatra boliviana, tenemos gente que traduce patentes, a todos nos une un poco el hilo conductor que es la traducción médica, pero es tan amplia que pasar de un neurocientífico a reproducción asistida a gatos o a novelas eróticas, la riqueza es inmensa”.

Por ello, la intérprete afirma que este tipo de encuentros son “muy necesarios” y pone en valor que gracias a ellos “cada vez más alumnas ven que esto es una posibilidad porque desgraciadamente, en la carrera de traducción e interpretación, no tenemos la especialidad de traducción médica”.

La importancia del lenguaje

“Si la precisión es importante en todo tipo de lenguaje, en el caso de la medicina, más todavía”, apunta Enrique Saldaña que destaca que en el lenguaje médico “hay mucho en juego”.

El experto en lenguaje y escritura científica afirma que este tipo de comunicación médico-paciente es asimétrica, ya que se establece entre personas de muy distinto nivel. De ahí, comenta, que sea “especialmente importante de cuidar”. “En el caso de los traductores se establece una comunicación entre dos idiomas, cada uno con sus peculiaridades y por ello, es muy importante cuidar el lenguaje”, reitera.

El neurocientífico cuenta que en uno de los talleres trabajaron otras dimensiones relacionadas con el lenguaje no verbal poniendo el ejemplo de un médico en consulta que, “aunque está intentando transmitir una sensación de tranquilidad, tiene prisa y no hace más que mirar el reloj” , lo que deriva en que el paciente piense que no le está prestando la suficiente atención.

Globalización

El aumento de pacientes extranjeros que acuden a los hospitales españoles ha puesto de manifiesto la labor de estos profesionales vinculados al ámbito sanitario así como su trabajo de traducción de material “como folletos, interpretación en consulta, atención a pacientes en su idioma, etcétera”, comenta Lleó.

Sin embargo, la realidad actual en los hospitales es que se renuncia a la figura de los intérpretes profesionales, explica la profesora: “Tiran de personas que hablan idiomas y al final entre el personal sanitario se ayudan, pero es una interpretación mediocre pues no están especializados ni con la terminología correcta ni con las dinámicas de comunicación entre médico y paciente”.

En otros países, como Estados Unidos, nos llevan ventaja en este sector, cuenta Natalia, y “está un poco más regularizado”, pues existe un examen nacional y además, se rigen por un código ético: “Tenemos un organismo que se encarga de visitar los hospitales para constatar que este código se esté cumpliendo”.

Por su parte, Raquel, la recién graduada alumna de Traducción e Interpretación, apunta a que esta especialidad no consiste sólo en “saber un idioma, sino saber traducir, adoptar distintas técnicas de traducción, adaptar los temas culturales; ese tipo de detalles solo lo sabemos hacer nosotros”. “Tanto el traductor como el intérprete estamos siempre en la sombra, trabajando en casa, en una cabina, nadie nos ve por decirlo de alguna manera la gente no es consciente de la labor que hacemos”, reitera Raquel.

Una idea que comparte también el neurocientífico: “El traductor es un trabajador que habitualmente realiza su trabajo de una manera invisible, no sólo porque muchas veces en las obras ni siquiera aparece su nombre sino porque habitualmente quien lee un libro está interesado en el contenido o piensa en el autor y pocas veces piensa en el traductor”.

 

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