La teledetección confirma la mayor frecuencia de eventos extremos, como las olas de calor

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Santander, 11 de julio de 2023-. La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) acoge esta semana  en sus Cursos de Verano de Santander la tercera edición del curso ‘Teledetección como herramienta global’, en colaboración con el CSIC, en el que se analizan los sistemas avanzados de teledetección, que permiten la monitorización y observación del medio ambiente terrestre y marino.

Esta mañana, Cristina González Haro, del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), y Ricardo Díaz-Delgado, investigador Estación Biológica de Doñana-CSIC comparecían ante los medios de comunicación en el Palacio de la Magdalena con motivo de su participación en el curso.

“La teledetección ayuda a la caracterización y monitorización de variables climáticas. Aporta una explicación directa para definir el clima y su impacto”, ha afirmado  González sobre un tema de candente actualidad, que constata un aumento en la frecuencia de situaciones climáticas extremas.

“Cada vez sufrimos con mayor frecuencia olas de calor que producen graves consecuencias en la biodiversidad del planeta. Las masas forestales se vienen abajo y se producen un mayor número de incendios” ha afirmado Aguilar.

Además, el investigador de la Estación Biológica de Doñana explicaba cómo, hoy en día, estamos experimentando una gran anomalía térmica como consecuencia de la contaminación medioambiental, que pone de manifiesto importantes cambios en los ecosistemas, de manera especial en el Atlántico Norte.

Díaz Delgado se ha referido al caso del decaimiento forestal generalizado que tiene lugar en el hemisferio boreal, "que amplifica los efectos, por ejemplo, de las plagas y de enfermedades". "Las masas forestales se vienen abajo ante una situación nueva de temperaturas mucho más elevadas de lo normal", ha indicado.

También los incendios, que aumentan no solo su frecuencia, sino también su intensidad, con ejemplos recientes de los denominados mega incendios, incendios de quinta generación e incluso de sexta.

Por su parte, González, que además es codirectora del curso, se ha referido a las anomalías de temperatura que se están produciendo este año, sobre todo en el Atlántico Norte, donde ha destacado la importancia de los satélites, que llevan 40 años monitorizando la temperatura superficial del océano, lo que permite empezar a hacer investigación a escala climática, ya que para poder investigar el impacto del cambio climático son necesarios unos 30 años de observaciones.

Por otra parte, ha añadido que, a partir de la detallada información que se recoge, “mediante drones, aviones y satélites que trabajan a distancia”, se crean modelos a escala global para minimizar los efectos de catástrofes naturales como el volcán de La Palma, acontecido el pasado año.

Ambos investigadores han hecho hincapié en las numerosas aplicaciones que tiene la teledetección y que ya están siendo usadas a gran escala, “proporciona información que no se podría obtener de ninguna otra forma”.

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