Ricardo Amils explica en la UIMP cómo buscan la NASA y CSIC-INTA “vida extrema” en Río Tinto

Santander.- Uno de los lugares de la Tierra donde las condiciones de vida son especialmente extremas está en España, y, en concreto, en la provincia de Huelva. Se trata de Río Tinto. Con una longitud de 92 kilómetros, es un río ácido con un pH2.3 y una alta concentración de metal soluble. "Sus aguas están cargadas de metales, sobre todo hierro, que es el que le proporciona su color rojo característico, y, en contra de lo imaginable, en esas aguas hay vida", ha manifestado Ricardo Amils, catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador asociado al Centro de Astrobiología (CSIC-INTA). Como responsable del proyecto de investigación de Río Tinto, ha participado en la XIV International School of Astrobiology de la UIMP.


La presencia de los metales en Río Tinto se complementa con oxígeno, lo que da lugar a la "paradoja ecológica" que, en palabras de Amils, permite "la existencia de organismos", ya que son fotosintéticos en su mayoría. Entre estos microorganismos que se han adaptado al hábitat extremo, se incluyen algunas especies de hongos y algas rojas. Por ello la NASA escogió este paraje como hábitat para estudiar su similitud con el ambiente del planeta Marte. El experimento, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha confirmado la posibilidad de que determinados tipos de organismos puedan sobrevivir en el planeta Marte.
Para detectar las bacterias, Amils ha destacado la técnica llamada FISH (Fluorescence In Situ Hybridization), la cual permite tanto identificar como cuantificar la hibridación con sondas específicas complementadas con las técnicas convencionales de aislamiento.
La mayor parte de la biomasa del sistema se encuentra en el fondo del río o la superficie de las rocas, formando hongos y algas filamentosas. La superficie de estas biopelículas está recubierta por precipitados de minerales, fundamentalmente hierro.
Estas bioformaciones de hierro han resultado fundamentales para demostrar que el Río Tinto no es el producto de la contaminación por la actividad minera, ya que "los depósitos de hierro existen desde hace dos millones de años", ha aclarado el investigador.

FOTOGRAFÍA: 2016 ESTEBAN COBO